19.3.12

Y no hubo nadie más


Un silencio que duró horas... Y no hubo nadie más que me hiciera sentir lo mismo que él. En el instante en el que todo pasó, un frío recorrió mi cuerpo. Puñaladas y las últimas palabras que pronunció. Recuerdo las lágrimas en mis ojos, la necesidad de llorar y gritar a la vez. Sus ojos mirándome de una manera distinta... Nada más importaba en ese instante. Todo se venía abajo. A pesar de todo el dolor, de todo el sufrimiento recuerdo sus ojos, su voz, sus caricias y su sonrisa. Noches en las que mi abrigo era su calor, días en los que su sonrisa era mi única alegría y que sus palabras eran mi fortaleza... Quizás significó tanto para mí que por eso nunca pude sacarle de mi corazón... Todavia echo de menos el sentirme protegida entre sus brazos. Desde su último adiós el reloj de mi habitación sigue marcando la misma hora, los mismos minutos y los mismos segundos. Recuerdo mis lágrimas por todo mi rostro y el tacto de sus labios en mi mejilla, el contacto de su piel junto a la mía... Y recuerdo aquellas veces en las que me dijo tantos "te quiero" que al final resultaron ser falsos. Es difícil olvidarle. Después de haber pasado tantas noches en sus brazos, de haber probado tantas veces sus labios. Lo único que me queda de él son recuerdos y promesas rotas...

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