2.4.12

¿Dónde se ha marchado aquella princesa?

Desearía volver a ser pequeña. ¿Cómo pueden cambiar tantas las cosas? Quién me hubiese dicho a mí que el crecer iba a ser así... Parece mentira, de pequeña solía creer en cualquier cosa. Solía ser cómo aquellas niñas que iban con una sonrisa en el rostro y un brillo en la mirada, jamás salía de casa sin ellos. Todo parecía una aventura y el día no era lo bastante largo como para hacer todas las locuras... Cuando tenía que ir al colegio y parecía que ese lugar era mi sitio, que pertenecía entre todos ellos. Corría por el patio, sonreía ante los demás y siempre encontraba una razón más por la que seguir jugando. Esa niña pequeña de rizos, ojos grandes y con pendientes en miniatura. ¿Dónde se ha marchado aquella princesa? La reina de todos los castillos, la princesa de cualquier príncipe, el ángel de voz risueña. Esa pequeña llena de felicidad y de sueños por cumplir, ninguno de ellos inalcanzable. Porque en aquel entonces no existían las barreras ni cualquier obstáculo que pudiera borrarme la sonrisa. Las mañanas eran una nueva aventura y las noches pequeños relatos de cuentos en la cama. Historias llenas de fantasías, de príncipes apuestos y princesas valientes. En aquel entonces la única barrera era el cielo y lo único inalcanzable la estantería de la cocina, donde estaban las chuches y el chocolate.

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