7.7.12

Aquel sonido, el de una risa sin motivo

Y rió. Después de tanto tiempo sin asomar sus blanquecinos y relucientes dientes, al fin los mostró. Había llevado más de dos años aquellos aparatos y desde entonces no había vuelto a mostrar su sonrisa. Pero ese día lo hizo. Fue capaz de hacerlo. Emilia rió de esa manera tan peculiar, tan única, tan suya... De esa manera capaz de hacer reír a cualquier persona sin importar el qué, ni el cómo. Y todo ocurrió casi sin darse cuenta. Emilia contemplaba a un grupo de niños pequeños. Cogidos de la mano, corrían hacia un lugar sin rumbo, sin destino. Pero sonreían, ellos eran felices. No sabían nada de la vida y tampoco les importaba. No tenían ni idea de cuántas veces querrían volver a ser así de pequeños con el transcurso del tiempo. No le daban importancia a los problemas. Sonreían por eso mismo, porque no tenían nada de que preocuparse. Porque no tenían una persona por la que llorar, ni a la que echar de menos. Porque eran niños y como todos los niños, disfrutaban del momento...
Emilia que estaba de pie, en medio de aquella pequeña plaza, contemplando aquel grupo de niños pequeños pudo darse cuenta de algo. Entonces le vino a la cabeza un párrafo del libro que había terminado de leer hacía un par de días. Ese que le había hecho volver a soñar, ese que tanto le había gustado... "Solemos decir que el tiempo nos cura las heridas, pero la verdad es que no es así. El tiempo tan solo nos cura nuestra actitud que tenemos respecto a lo que alguna vez sufrimos." Y ahí se encontraba ella. Perdida entre la multitud de gente, con la cabeza llena de preguntas sin respuestas. Con tantos sentimientos acumulados y unas inmensas ganas de echar a correr y llegar lejos. Quizás a un lugar donde no haya barreras, donde tampoco haya problemas. Donde los recuerdos no permanezcan y donde las alegrías sean mayores que las penas. Pero sin embargo permanecía allí, en ésa pequeña plaza. Y es que por muchos sueños que tuviera en la cabeza, ninguno de ellos se haría realidad. Emilia, con la mirada esta vez perdida hacia ninguna parte rió. Lo hizo de tal manera que sintió que el mundo dejaba de tener sentido. Sintió que todos se detuvieron a escuchar aquel sonido, el de una risa sin motivo...
Y solo entonces ella consiguió dejar de lado todos los motivos que conseguían llevarla al pasado. Dejó a un lado a todos los problemas que tantas lágrimas había derramado. Fue capaz de abandonar su adolescencia y, jugando con el tiempo, volvió a la eterna felicidad de la infancia.

4 comentarios:

  1. Un texto magnífico, no se tiene algo positivo que hace que al terminar de leerlo se plasme una sonrisa sobre mi rostro. Y es que sonreir como cual niño pequeño sonrie con su inocente juguete nuevo no tiene precio, porque hay sonrisas que permanecen siempre encarceladas por el tiempo, sonrisas que merece la pena volver a recordar, o mejor dicho, que merecen un "siempre jamás".
    Me ha encantado tu blog es estupendo, y la manera de relatar y plasmar tus palabras es genial, sigue así.
    Miles de gracias por pasarte por mi blog y dejar comentarios tan agradables como el que tu me has dejado.
    Besos*

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  2. "Y jugando con el tiempo, volvió a la eterna felicidad de la infancia"
    Enserio que me encantaría leerte mucho más, por eso desde ahorita ya te sigo
    tu me sigues? :)
    Un gusto enorme!
    Saludos! :D

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  3. Las sonrisas y las risas que no tienen ningún un porque son las mejores. Esas que te salen espontáneamente, que no sabes si son reales son las que nos hacen ser como somos. Una persona que no ría al ver a unos niños felices, sin preocupaciones, sinceramente, no es persona. La risa es el mejor metodo de olvidarte de todo, de no sentirte herida, de ser feliz. El pasado es el pasado y como no podemos volver mejor centrarnos en el presente.

    Sin duda tu blog me ha enamorado*-* Nada más entrar he leído la cabecera y sí, he sonreído como una tonta. Simplemente tu blog es encantador y la manera en que escribes es fabulosa. Ahora mismo voy a cotillear en tu pasado y voy a leerme cada una de tus antiguas entradas.
    ¡Miles de gracias por tu maravilloso comentario! He vuelto a sonreír como una tonta :D
    (besos rellenos de felicidad)

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  4. Estarse más de dos años sin sonreír/reír es muy triste, pero me alegro de que por fin lo haya hecho.

    (con tu permiso, me instalo por aquí y así de vez en cuando dejaré algún que otro latido)


    latidos llenos
    de
    morfina

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